En la actualidad, la contaminación del aire es uno de los problemas ambientales más severos a nivel mundial. Está presente en todas las sociedades, independientemente de su nivel de desarrollo socioeconómico, y constituye un fenómeno muy peligroso, que tiene particular incidencia sobre la salud de las personas y otros seres vivos.
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En términos generales, llamamos contaminación del aire o contaminación atmosférica a cualquier situación en la que una sustancia que sea introducida en la atmósfera genere un efecto perjudicial para el medioambiente. A pesar de que también se puede producir contaminación de manera natural, en su mayoría el problema es ocasionado a partir de la actividad humana.
Desde que la Revolución Industrial se inició en la segunda mitad del siglo XVIII, los procesos de producción en las fábricas, el desarrollo del transporte y el uso de los combustibles han incrementado la concentración de múltiples gases nocivos en la atmósfera. Esto provoca que la capa de ozono, el principal filtro de la radiación ultravioleta, se destruya progresivamente. Según la Organización Mundial de la Salud, el estado de la atmósfera actual provoca, por simple acto de respirar, la muerte a alrededor de siete millones de personas al año. De esta forma, la contaminación atmosférica supone una amenaza para el planeta entero. No solo estamos hablando de un problema de salud pública, sino que este tipo de contaminación trae consigo múltiples consecuencias desastrosas tanto para la biodiversidad como para la economía mundial.
Emisiones de CO2, la raíz del problema
El dióxido de carbono, un gas de efecto invernadero, es el contaminante que está causando en mayor medida el calentamiento de la Tierra. Si bien todos los seres vivos emiten dióxido de carbono al respirar, éste se considera contaminante cuando se asocia con coches, aviones, centrales eléctricas y otras actividades humanas que requieren el uso de combustibles fósiles como la gasolina y el gas natural. Durante los últimos 150 años, estas actividades han enviado a la atmósfera una cantidad de dióxido de carbono suficiente para aumentar los niveles de éste por encima de donde habían estado durante cientos de miles de años.
Las emisiones mundiales de CO2 proceden principalmente de la combustión de combustibles fósiles: carbón, petróleo y gas natural. Estas materias son las principales fuentes de energía industrial, pero su uso trae consecuencias nefastas para el planeta. Para obtener energía a partir de estos combustibles hay que quemarlos. Entonces, se producen reacciones que dan el calor que queremos, y que se puede usar directamente o transformar en electricidad, por ejemplo. Sin embargo, también producen contaminantes atmosféricos, los cuales hay que tratar con filtros y ciclones antes de soltarlos al aire. Aun así, una gran parte de los contaminantes sale inevitablemente a la atmósfera terrestre y se expande por todas partes.
Estos combustibles son responsables por tanto de gran parte de la contaminación atmosférica y, vía el aire, son capaces de producir fenómenos como la niebla fotoquímica o la lluvia ácida. También emiten otros gases contaminantes con efectos negativos para la salud y para el ecosistema, de hecho, el 80% de emisiones de dióxido de carbono, dióxido de azufre y óxidos de nitrógeno son causados por estos combustibles.
Dado que la mayor parte de la contaminación del aire es ocasionada a partir de la actividad industrial, los países que más gases CO2 emiten son las potencias mundiales a nivel de industria y producción. Segundo los datos recogidos por BP y EDGAR (Emissions Database for Global Atmospheric Research), en 2020, China, Estados Unidos, India, Rusia y Japón son los mayores emisores de CO2 del mundo. Juntos representan el 49,5% de la población, el 61,8% del Producto Interior Bruto mundial y el 65,2% del consumo mundial total de combustibles fósiles.
No obstante, la situación cambia cuando se analiza el nivel de emisiones de CO2 per cápita, es decir, el nivel de contaminación que produce cada país en relación con su número de habitantes. Atendiendo a esa clasificación, gran parte de los países más contaminantes están situados en Oriente Medio (Catar, Baréin, Kuwait, Emiratos Árabes, Arabia Saudí, Omán). Tiene sentido que estos territorios formen parte de los más contaminantes de todo el mundo, ya que Oriente Medio es una de las mayores reservas de combustibles fósiles, en especial de petróleo.
La contaminación atmosférica y el cambio climático se han convertido en un problema mundial, poniendo en peligro la salud del planeta y de todos los seres vivos. Por ello, es más necesario que nunca tomar medidas gubernamentales, tanto nacionales como internacionales, que ayuden a frenar este fenómeno y se pueda mejorar la calidad del aire. Es fundamental que las grandes potencias industriales del mundo tomen conciencia de esto y comiencen a apostar por fuentes de energía renovables y un sistema de producción más sostenible.
Fuente: Revista Nuevas Energías
Datos y fuentes
-La contaminación del aire: su repercusión como problema de salud Revista Cubana de Higiene y Epidemiología, vol. 44, núm. 2, 2006.
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